[SAMUEL MANTILLA] Si bien es cierto que la lucha contra el cambio climático es un frente común con el que todos estamos de acuerdo, también es cierto que hay diferencias importantes en las estrategias, los métodos y las operaciones para hacerle frente y alcanzar resultados efectivos.
Hay polarización a favor y en contra, lo cual no ayuda a avanzar con la celeridad necesaria. El fenómeno del lavado verde (‘greenwashing’) y el activismo social a favor de lo ambiental se están acentuando.
En ese contexto ha surgido un nuevo obstáculo que tiene alto impacto en la toma de decisiones corporativas: la explosión, desde el año 2020, en los litigios relacionados-con-el-clima. Si bien es cierto que las acciones legales son necesarias para castigar a los culpables, tienen un efecto colateral importante: independiente del éxito (o fracaso) en los tribunales, la toma de decisiones corporativas se ve afectada y no siempre de manera tan indirecta. Incluso ha dado paso a actitudes defensivas por parte de las organizaciones empresariales.
