Métricas del desempeño de los auditores

[JIM PETERSON] Si bien el nuevo año traiga consigo la defenestración de Erica Williams, presidente de la Public Company Accounting Oversight Board, esa agencia ha presentado a su supervisor, la Securities and Exchange Commission, reglas propuestas que – en el improbable caso de aprobación de la SEC – requerirían que las firmas de auditoría registradas presenten grandes cantidades de detalles sobre sus métricas de desempeño.

Los puntos de vista difieren tanto sobre la sabiduría de las reglas mismas, como sobre la extensión del apetito de los mercados de capital por detalles sobre la operación de los auditores de las compañías públicas más grandes del mundo. Pero pasemos a la pregunta básica de si cualquiera de las revelaciones propuestas guiaría a los inversionistas a la hora de evaluar una auditoría como “buena” o como “mala”. Hay al menos tres razones por las cuales las reglas están desvinculadas de las realidades del modelo de Gran Auditoría.

El capital privado canta el canto de la sirena

[JIM PETERSON] La firma de contabilidad estadounidense Grant Thornton, séptima más grande de las redes globales, anunció el 15 de marzo que estaba vendiendo una participación mayoritaria a la firma de inversiones New Mountain Capital.

Como los socios/propietarios de Grant Thornton – la última y más grandes de las firmas de nivel medio en acoger el capital privado – renuncian a su condición tradicional para volverse empleados, es hora de elogiar, no de enterrar, los molestos desafíos para mantener el profesionalismo cuando los CPA aceptan las cadenas doradas del capital externo.

¿Dónde Grant Thornton gastará el dinero? ¿Cuáles son sus verdaderas ambiciones?

Colapso del intento de división de EY

[JIM PETERSON] El colapso del Project Everest [Proyecto Everest], el intento fallido del gigante de contabilidad EY para dividir sus prácticas de consultoría y auditoría, deja un paisaje similar a un campo de batalla medieval – sembrado de víctimas y asediado por saqueadores.

El estado de ánimo es sombrío.

Intranquilas están las cabezas que llevan las coronas: Carmine Di Sibio, ejecutivo jefe global de EY; Hywel Ball, socio administrador en el Reino Unido; y su principal antagonista Julie Boland en los Estados Unidos. Los mandatos del liderazgo de EY están en juego, junto con la cohesión de la red y sus ingresos ordinarios de $ 45 billones en 2022.