[SAMUEL MANTILLA] El requerimiento de valoración de la doble materialidad es un hecho, principalmente en la Unión Europea, y se está implementando con metodologías concretas según los distintos enfoques de consultoría.
En el presente, la metodología que muestra más fortaleza y efectividad es la que integra las Valoraciones tradicionales de la doble materialidad (DMA = Double Materiality Assessments) con la Medición y valuación del impacto (IMV = Impact Measurement and Valuation).
En otras palabras, un mejoramiento de las DMA mediante la integración de la IMV para medir cuantitativamente, en términos monetarios, los impactos económicos, ambientales y sociales. Este enfoque tiene la intención de reducir la subjetividad mediante proporcionar métricas objetivas, transparentes y comparables.
Los entornos contables no están muy familiarizados con esto y al repetir las definiciones tradicionales de la materialidad financiera (contenidos en los ESRS y en los Estándares IFRS de Sostenibilidad) ‘dejan a un lado’ lo concerniente a la materialidad del impacto.
Ciertamente para entender cómo se integran estos dos tipos de materialidad la clave está en el entendimiento de la cadena de valor, que se está convirtiendo en un imperativo también para los entornos contables.